Soy de los que se paran a oler el salitre del mar, que me quedo inmóvil en medio de la calle sintiendo un rayo de sol en la cara, que me tengo prohibida la entrada a una papelería de esas donde tienen mil bolis, lápices, libretas y libros, porque perdería el sentido.
Soy de probar, probarlo todo. Los sabores, los olores, los colores y los sitios. De saludar con una sonrisa, aunque no sea correspondida, de ilusionarme por las cosas, de poner pasión en lo que hago, y por lo tanto también de decepcionarme muchas veces. Soy de cruzar en rojo corriendo, de tocar las piedras, los muros, los árboles. De quedarme un rato más en el coche ya aparcado, escuchando esa canción, y el silencio de después.
Un viajante, explorador, y a veces descerebrado. Mi alma es de barrio, mi mente del mundo y mi cuerpo de ella, siempre de ella. Soy de bailar y cantar donde me venga bien, aunque me miren raro. Y la verdad a mi edad ya no tengo menor intención de cambiar.