Enero de 1957, Villarroañe (León)
Marqués de Villaturiel, Grande de España y Señor de Villarroañe.
Hay cosas que solo comprendes cuando llegas a cierta edad, eso dicen. Yo, que ya he llegado a cierta edad, sigo sin comprender el motivo de mi pasión por la escritura; me gusta, disfruto escribiendo y, además, hay gente que disfruta leyendo lo que escribo.
Voy a seguir escribiendo mientras el disfrute sea compartido.
Eso sí, seguiré escribiendo a mi manera, en libertad, sin reglas y ajeno a las críticas. Me atemoriza más la libertad que las críticas; sin la primera no podría escribir.
«Amarga miel» fue mi primera incursión en la poesía. «Tinta a borbotón» y «Un loco anda suelto» siguieron. Hay otras obras más y estas últimas, «Hiel melosa» y «Hielo ardiente».
El título puede resultar engañoso; no se puede digerir sin amargor. Bueno, depende quién.
El título «Hielo ardiente» está en consonancia con todo lo que he escrito con anterioridad y refleja mi dificultad para aceptar la «normalidad» y la «sumisión» como parte de mi vida.
Sé que soy un «verso suelto», incómodo y de mala rima, pero me siento tan bien escribiendo que puedo soportar los inconvenientes, inconvenientes que no serán los que me impidan seguir escribiendo, eso será cuando la tinta se espese y el papel me desprecie.
El título de esta nueva obra significa mucho para mí. De hecho, uso las palabras «hiel» y «miel» con mucha frecuencia.
Son dos sustancias que conforman el universo, el universo donde yo habito, y, dependiendo de su proporción, la vida se sufre o se disfruta.
Es la obra más personal escrita hasta la fecha, aunque he intentado huir del vicio vitando que produce determinado tipo de reflexiones y que llevarían al lector inexorablemente a conclusiones erróneas en lo que a imitación aristotélica de la verdad se refiere.
«Poesía tardocervantina», «prosa poética pregongoriana», «diluvio temperamental», «locura revenida», «prosa poetizada del absurdo», eso dicen que es «Un loco anda suelto», pero ¿qué es en realidad? Se trata de una obra donde el autor «junta palabras, cruza líneas» y se divierte como resultado de esta creación de rebeldía juvenil. En estas páginas hay poesía, hay experimento y hay una vuelta a una de las obras cumbre de la literatura española. ¿Dónde empieza y dónde acaba la locura en este libro? Al final, son los «locos» los que hacen sentirse importantes a los cuerdos.