Jesús González Trincado

Mi trayectoria poética abarca desde 1959 aproximadamente, tenía yo 11 años, ahora tengo 76. Durante estos 65 años, he estado escribiendo en el silencio, tanto en prosa como en verso. Nací con inquietudes por las artes en general. En el año 2018, di dos recitales de poesía, uno en el auditorio de Casalarreina de La Rioja, y el otro en la Casa–Museo José Zorrilla de Valladolid; y, en el 2019, di varios recitales por distintos lugares de España.

En el 2020, también me presento a nuevos concursos. Fui seleccionado en tres y en otros estoy a la espera de los resultados. Este año me presento en Valladolid a un XV maratón de poesía, en el Campo Grande de Valladolid.

Soy artista pintor, grabador y escultor, aquí sí tengo un largo currículo de casi 54 años. También soy atleta, y fui portador-escolta de la antorcha olímpica como voluntario olímpico en Barcelona 1992. 

Tengo escritas mis vivencias de cuando hice el Camino de Santiago como promesa por mis dos hijos que estaban enfermos, Vivencias de un peregrino de conciencia.

Este romancero de amor va dedicado a dos personas, una es esa novia que tuve en aquella época madrileña que pasé cumpliendo mi servicio militar. Fue el gran amor de mi vida. Todos estos versos fueron saliendo después de treinta años, cuando me he decidido a escribirlos. Son poemas de desamor, más que de amor.

Más tarde, en Santander, conozco a la madre de mis hijos, también me enamoré de ella a simple vista, pero ese amor fue desapareciendo poco a poco. Sin poder evitarlo. Quién me iba a decir a mí que después de casi cuarenta años iba a tomar la decisión de divorciarme, aunque lo tendría que haber hecho antes, porque estaba viviendo una vida equivocada con una persona que no me amaba, pero faltó ese valor. Compartimos muchas cosas, y esto me une a ella un montón, como también me unía a ti, Consuelo.

Ahora, desde mayo de 2023, ocupa mi corazón otra persona, la cual me da mucho cariño y amor, una vasca nacida en un pueblo de Vizcaya llamada Edurne Lazúrtegui.



¡Ya no estamos en edades de esperar! Porque el tiempo vuela, y cuando te quieras dar cuenta, ya estás en el otro mundo de los justos.