Esa fría noche de invierno la muerte venía a cobrarse una vieja deuda con Diego García. Su hijo había venido a verle, y con él llegaron todos los fantasmas de su pasado. Los cimientos de su vida, de todo su poder y riqueza, se alzaban sobre tantos cadáveres y fosas comunes que había perdido la cuenta. Pero ya no aguantaba más, necesitaba acabar con todo, dejar de oír los gritos de aquellas niñas, dejar de verlas cada vez que cerraba los ojos. Había llegado el momento de confesarlo todo, de rememorar aquella fatídica noche, de contarle a su hijo como se había convertido en una vil y macabra bestia.
En agosto de 1936, el pueblo sevillano de Fuentes de Andalucía vivía uno de los episodios más oscuros de su historia, cuando un grupo de jóvenes fueron brutalmente violadas y asesinadas a manos de falangistas. “La danza de las bestias” pretende ser un homenaje a la memoria de las conocidas como “las niñas del Aguaucho”, así como a todas las víctimas de la guerra y la represión.