Francisco G. Oblanca es un enamorado de la palabra: de sus coqueteos con la poesía en la juventud pasó a la colaboración, durante algún tiempo, en la creación de crucigramas, jeroglíficos y otros pasatiempos para la revista Quiz. El salto al mundo literario lo dio años más tarde con la escritura de cuentos y relatos que durmieron durante años en los cajones, o directamente se perdieron. Fue la intervención de Paloma, una bibliotecaria de Talamanca de Jarama, la que, animándolo a participar en un concurso de las Bibliotecas de Madrid, despertó su adormecido amor por el Arte del Cálamo.

Tras prepararse, a través de algún curso de escritura, comenzó a cosechar diversos éxitos: ganador del XXVII concurso de cuentos de las Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, finalista del concurso “Entrelineas” de Metro de Madrid, ganador del II concurso “Cuentéame un cuento” de Guadalix de la Sierra, seleccionado para publicación en el VII Concurso Internacional de “Microterrores”, seleccionado para publicación en la Antología Otoño e invierno, seleccionado para publicación en la Antología Pluma, tinta y papel. También ha sido finalista de la semana en diversas convocatorias de concurso “Relatos en cadena” de la Cadena Ser.

Este periplo culmina con la publicación, en mayo de este año 2023, del libro de relatos Pincelada en Prosa.

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Como una botella que aferra un mensaje arrastrada por las olas del mar, una niña fue transportada a la orilla donde nacen las palabras. Sus huellas quedaron plasmadas en la arena en la que compuso sus primeros versos, quedando a cada paso más envuelta en su deleite hasta descender a las recónditas profundidades de la escritura, donde las voces poéticas de su niña interior, su yo presente y su reflejo futuro convergen en una sola.

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Su nombre es Judith y es de un pequeño pueblo de la provincia de Barcelona que, bastantes años después, fue su residencia habitual. 

Su pasión por los libros era tan grande que aprendió a leer a muy temprana edad y el primer recuerdo que tiene de sí misma escribiendo es con unos seis años. A partir de ahí, aunque siempre de forma amateur, nunca ha dejado de hacerlo, pues las palabras son para ella su forma de refugio, la mejor manera que tiene para expresar lo que siente y/o imagina. 

A Judith le gustaba tanto aprender y ayudar que decidió formarse en cocina y auxiliar para personas dependientes y en sus ratos libres seguía leyendo y escribiendo. Lo podía hacer tanto en el metro de vuelta a casa después de un día duro, como en la tranquilidad de su hogar puesto que siempre llevaba una libreta, un bolígrafo y la aplicación de notas del móvil en su mochila por si se le ocurría alguna nueva idea. 

Aunque su sueño siempre había sido poder escribir y que otras personas pudieran leer algo suyo, no fue hasta los treinta años que decidió dejar que personas desconocidas pudieran leer pequeños textos que escribía y publicaba en su red social en una cuenta que llamó “Foto-relatos” y no fue hasta un par de años después que decidió presentarse a un concurso de microrrelatos de la editorial Diversidad Literaria, que le ha dado esta oportunidad, que le ha hecho muy feliz ya que su sueño parece estar más cerca de poder hacerse realidad: participar en un libro de relatos junto a otros autores y autoras.  

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Soy natural de Sevilla, nacido en los 90, me dedico a la programación pero entre unos y ceros siempre busco un momento y un lugar para dejar volar la imaginación y contar alguna historia.

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Yo soy hija de padre norteamericano y madre española. Nací en una base americana aquí en España, y mi padre me registró como americana, con lo cual no fui española hasta que fui adulta y ya elegí porque decidí que, en el 99% de los casos me iba a quedar aquí a vivir. Después, me devolvieron la nacionalidad americana, ¡con lo cual tengo la doble!

Desde muy chica, hemos viajado de país en país, dependiendo del destino de mi padre (era de las Fuerzas Aéreas Americanas); y cuando estaba en algún destino chungo, veníamos a España a estar con mi familia materna.

Consecuentemente, soy bilingüe, porque estudié y viví tanto en Estados Unidos, como en Inglaterra y España. ¡El mérito de esto es de mis padres desde luego! Si ellos no hubiesen estado de arriba a abajo, yo no habría aprendido perfectamente los dos idiomas...

Siempre me ha gustado escribir, pero empecé a hacerlo más cuando ya nos instalamos aquí, teniendo yo diez años. He tenido rachas en las que no he escrito, y rachas en las que he escrito mucho.

En momentos que no trabajaba, a lo largo de mi vida, me he dedicado a la enseñanza privada del inglés. Y aún sigo haciéndolo. Al final, resulta que es lo que más me gusta, ¡porque en mis clases también incluyo pequeños textos escritos por mí para que los traduzcan mis alumnos!

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Soy Sara Ruiz y nací en Carboneras, un pequeño pueblo de Almería, el 9 de noviembre de 2003. Desde pequeña siempre me gustó leer y escribir y nunca he dejado de hacerlo. Ahora tengo veinte años, o casi, y estudio Periodismo y Humanidades en Madrid. En la carrera me he dado cuenta de la versatilidad de la escritura y del amplio mundo que supone la unión de las palabras y la conformación de los textos.

Escribir y leer son formas de sumergirte en la imaginación del escritor y el lector. El pacto de lectura que converge entre los dos es una unión indisoluble que marca a ambos de por vida. Cuando lees un libro se abre ante ti una gama de posibilidades e interpretaciones que hacen de la experiencia de la escritura y la lectura algo sublime.

El escritor y su deseo de escribir y plasmar aquello que siente son dos conceptos indisolubles y, gracias a este proyecto, tengo la oportunidad de que alguien pueda leer aquellos renglones que llevo escribiendo tanto tiempo y que, hasta ahora, no habían visto los ojos de ningún lector. ¡Espero

que disfrutéis y muchas gracias!

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