Nací en Palma de Mallorca, si bien es en la isla de Ibiza donde me he criado y resido actualmente. Estoy casada y soy madre de dos hijos. Estudié arquitectura técnica en ejecución de obras en la Universidad Politécnica de Valencia y el Proyecto Final de carrera en Horsens Polytechnic, Dinamarca, (BTH). Soy, además, graduada en Ingeniería de la Edificación por la UIB, Universitat de les Illes Balears.

Soy una gran amante de la naturaleza y aficionada a la jardinería y a la marcha nórdica. Siempre he vivido apegada al mar, lo que creo que ha condicionado mi forma de ver el mundo.

Desde muy pequeña, he sentido la necesidad de plasmar en forma de escritura todo lo que me ha acontecido. He escrito pequeños relatos y cuentos infantiles que no me he atrevido a publicar, si bien, siempre he recibido el soporte de mis familiares y amigos para hacerlo. A lo largo de estos años, he participado en varios concursos literarios, especialmente de microrrelatos, de los que he quedado finalista. Me siento muy honrada por haber sido escogida junto al resto de compañeros para participar en esta antología colaborativa y me embarco en esta aventura llena de entusiasmo.

Cuando recibí la llamada de la editorial brindándome la oportunidad de participar en esta antología literaria, lo primero que sentí fue incredulidad. Incredulidad por haber sido escogida entre un elevado número de personas y privilegiada por compartir esta experiencia junto a otros siete autores más a los que no conocía, pero de los que no dudé de lo mucho que me aportarían.

Pasado este momento, sentí ilusión. Muchísima ilusión y por este sentimiento me dejé guiar y acepté el reto.

Así, una vez escogido el título, (nos permitieron escoger entre varias temáticas de las que, afortunadamente, quedaron excluidas terror y fantasía), se inició el proceso y se lo comuniqué a varios de mis amigos y familiares.

Fue la inmediata reacción de algunos de ellos, a los que considero grandes personas en el amplio sentido de la palabra, lo que me condujo a no echarme atrás a pesar de mis temores.

Así pues, y en su honor, me dispongo a reflejar en relatos cortos (solicité a la editorial realizar mi aportación en este formato) todo aquello que me evocan las Miradas color miel.

¡Hola! Mi nombre es Alba y soy de Puerto Real, Cádiz. Nací en abril de 2002. Actualmente, curso el tercer año del grado de Estudios Ingleses en la Universidad de Cádiz. 

Todo lo que tenga que ver con el inglés me apasiona. Siento que mi vida está siempre vinculada a la literatura, al cine, a la música y al arte en general. Desde que entré en mi carrera, la lingüística también se ha convertido en otra de mis grandes pasiones. Me encanta aprender y nutrirme de conocimientos que nunca antes había tenido. 

Desde muy pequeñita, me ha encantado leer y alimentar mi imaginación con historias. De alguna forma, siempre estoy montando historias en mi cabeza. Entre las cosas que más me inspiran, están las personas, la nostalgia y la vida cotidiana. La clave de la inspiración está sencillamente en tus ojos, por eso mis fuentes de inspiración son ilimitadas.

Soy una persona muy intensa y sensible. Siempre siento las emociones a flor de piel y me encanta plasmarlo en papel. La ambición y la devoción siempre van de la mano conmigo; vivo soñando hasta que mis sueños se hacen realidad. 

Contacto: alba.am1314@gmail.com

Luis tiene algo que contar. Algo que encendería el brillo de sus ojos de nuevo, para siempre. Las mariposas en el estómago no sólo se sienten en la adolescencia. 

A. G. Páez es el seudónimo de este autor nacido en el verano de 1971, en La Habana. Hace casi dos décadas que reside en Sitges, Barcelona. 

Ha escrito poemas, ensayos, biografías y tres novelas: La revancha de la Cibeles, El dinero al revés y Las cenizas del saxofón. Tiene publicados los poemarios Una tarde con Bukowski, Historia de una erección y el libro de relatos Cuentos incompletos de Sophie van der Hammen. Además de otras antologías con varios autores, Crónicas micro vampíricas, El poder de las palabras, Microfantasías y Haikus VI. 

Es experto en Periodismo Digital y ha cursado estudios de Criminalística y Criminología. Ha ganado el concurso literario, "Relatos de la Batalla de Lepanto", 2021 y ha sido finalista en otros. Charles Bukowski, Alejo Carpentier o Dulce María Loynaz, son sus referentes literarios. De profesión universitaria, es Licenciado en Medicina desde el año 1996, especialista en Anestesiología, Reanimación y tratamiento del dolor.

La chica colonial es un relato erótico-romántico, ambientado en la villa San Cristóbal de La Habana, a finales de siglo XIX. En pleno auge socioeconómico, dos chicas entablan una relación prohibida que va navegando por cauces insospechados. Paula y Geraldine, desafían todos los estamentos morales impuestos por la Corona a su colonia más preciada. Con esmerado mimo, el autor narra los encuentros y posturas, auxiliado por un tren de metáforas e insinuaciones. El tratamiento dado a las escenas, cambian la manera —a veces descarnada— con que se aborda el sexo entre mujeres. El relato es un canto al placer más espiritual de los seres humanos, en una época donde el safismo se condenaba con elevadas penas. Con un final inesperado, la lectura nos deja innumerables mensajes que nos darán que pensar.

Mi nombre es Francisco Javier Bajo Novoa, aunque he de decir que desde el mismo momento en que mi padre cruzó la puerta del registro civil, tras inscribir mi nombre, empezaron a llamarme Paco y, el Francisco Javier quedó tallado tan solo en el tropel de papeles que algún funcionario gestionó ese día. 

Nací un siete de abril del año en que el premio nobel Jean-Paul Sartre lo rechazó porque tenía como norma rechazar todo reconocimiento o distinción. Tampoco soy de distinciones y reconocimientos. 

Mi ciudad de nacimiento, Logroño. De corazón, mi pueblo, Pedroso. A los cuatro años me gradué en el jardín de infancia y en la primera clase ya aprendí mi primera lección. No hacer caso a las recomendaciones de los mayores te puede llevar al fracaso en el primer intento. Ese día besé el suelo... ¡Fue mi primer beso!

Estudié hasta los catorce años, siempre en colegio de curas, como se decía antes, Escolapios Capuchinos, Jesuitas. Mi madre llegó a pensar que abrazaría los hábitos y cantaría misa, pero por esas fechas a la que empezaba abrazar era a Ana, la que años después sería mi mujer y madre de mis dos hijas, Silvia y Sandra.

Segunda lección, te pueden marcar una ruta, pero al final tú eliges el camino. A los diecisiete, como se decía por aquel entonces, necesitaba hacerme un hombre y seguí con mi graduación... dos años inolvidables el ejército. Tercera lección, aprendí lo que era el compañerismo, el respeto, la amistad, el trabajo en equipo, el valor.

Con diecinueve años, y una vez amueblado por fuera y por dentro, decidí que aún no era el momento de graduarme y me volví a matricular en un módulo llamado vida. Este es el módulo más difícil y a la vez más bonito y gratificante, porque en él estoy aprendiendo a abrazar cuando tú lo necesitas, a reír cuando te veo feliz, a llorar si estás triste, a ofrecerte un abrazo en el aire si estás lejos, en definitiva estoy aprendiendo a vivir.

No me va ni bien ni mal, llevo las asignaturas al día, unos días suspendo algunas y otros días apruebo otras y la media, creen mis profesores, que al final de mi carrera me dará para un aprobado. Mi nieto, Darío, recogerá mis notas y espero que él continúe al menos manteniendo el aprobado. Cuarta lección, coge lo bueno de cada momento, desecha lo malo y piensa en este momento, porque cuando leíste la primera palabra de esta biografía eso ya es pasado y el futuro está tras las páginas de este libro que vas a empezar a leer.

“Todo empezó así hace cuatro años”. “Si soy capaz de observar, escuchar, leer, pensar... si soy capaz de sumarlo todo y unirlo con aprecio, quizás y solamente quizás, sea capaz de escribir algo bonito”.

Y quizá fui capaz, ya que de ahí nació en 2021 mi primera publicación con Diversidad Literaria, El alto del abuelo, toda una inesperada aventura para mí. Hoy, con Miradas color miel comienza un nuevo camino en busca de otra nueva e intrigante aventura.

Italia es el apartamento que, tanto Martha como su marido Rubén, utilizan para sus escarceos amorosos, juntos o por separado. De mutuo acuerdo, mantienen una relación abierta.

Está situado en el ático del mismo portal en el que vive un joven al que dan cabida en su relación. En este relato, es Martha la que cita al joven en Italia, mediante una incógnita a despejar: “Venecia”. 

Acude a la cita sin saber qué le espera tras la puerta abierta de Italia. Una vez finalizada, y entre sueños ocultos, aparece de nuevo Venecia y la posibilidad de un retorno a Italia y, una vez allí, visitar Florencia, aun sabiendo que las miradas entre Martha y Rubén, siempre son de color miel.

José Emilio Díaz Pérez nació en Madrid, el 13 de agosto de 1964. Pronto se trasladó a Villarejo de Salvanés, el pueblo de sus padres, donde estudió hasta completar un ciclo de formación profesional de automoción. Cumplió con el servicio militar como voluntario en Madrid y, tras licenciarse, se presentó a un concurso oposición en el mismo acuartelamiento, ingresando en el Ministerio de Defensa como personal civil en 1985, como técnico superior de actividades técnicas y profesionales en el mantenimiento y modernización de sistemas acorazados.

También, ha efectuado numerosos cursos de capacitación, entre ellos, un curso de heráldica en el Instituto de Historia y Cultura Militar en el año 2009. En la actualidad, es inspector de calidad en el departamento de ingeniería del PCMSA Nº1 del Ministerio de Defensa. 

En el ámbito de la escritura, ha participado en varios concursos de relatos y microrrelatos, siendo publicados dos de ellos en sendas antologías sobre: Pongamos que hablo de Madrid y Luz de luna, de la editorial Diversidad Literaria.

Cuando las palabras sobran es una interesante historia entre dos viejas amigas que además trabajan juntas. Monse está casada y adora a su marido, pero un día descubre un sentimiento

desconocido, una atracción incontrolable que rompe todos sus esquemas y pone su vida patas arriba. Poco a poco, irá averiguando, desconcertada, lo que siente por Carol. La desazón y la confusión se apodera de las jóvenes durante el tiempo que tardan en comprender un destino inevitable, sin etiquetas, con el vértigo que genera asomarse a un abismo de emociones encontradas. La felicidad no siempre está donde se cree y, una mirada te puede mostrar el camino. Te invito a descubrir el desenlace de esta y otras apasionantes historias en: Miradas

color miel.

Me llamo Josefa Paniagua, nacida en Alcázar de San Juan (Ciudad Real). Soy pedagoga de profesión, siempre he estado vinculada al mundo de la infancia y la adolescencia.

He sido ganadora en el VI Concurso de Microrrelato: Uryula Puro Arte, publicado en Facebook en 2019. He colaborado con un artículo en la Revista de ASPAS, en el 2016. También he colaborado con un artículo en la Revista de Espacio Logopédico en junio del 2020. Seleccionada en Ediciones EMBRUJO en una antología de relatos fantásticos titulada: Alondra, en el 2021, con el relato: “Keep, el niño invisible”. He sido también seleccionada en varios concursos de microrrelatos en Diversidad Literaria.

La literatura ha sido mi afición desde que era muy jovencita, interiorizando todo lo que leía escrito y que pasaba por mis manos, de manera especial novelas, cuentos y relatos. Aunque todavía no he publicado ningún libro, tengo en marcha una novela, a la espera de acabar de publicarla.

Mi pasión es escribir y contar las experiencias de la vida, para que el lector se sienta identificado con mi relato. La nostalgia y las vivencias propias o en primera persona son las que hacen auténtico el relato, porque está escrito desde el corazón.

En este relato, Tesoros en la Memoria, donde describo y muestro la realidad, hago un recorrido por mi ciudad, vista a través de la escritura, en la que a su vez hago una crónica y crítica de una época.

He puesto especial empeño en este relato. Primero, porque es la tierra que me vio nacer y, segundo, por ser el Corazón de la Mancha la tierra donde Cervantes creó e inmortalizó la genial obra de Don Quijote y Sancho Panza. Siempre se ha referido a Alcázar como “La cuna de Cervantes”.

En definitiva, en este relato hago una exposición de lo que ha sido y sigue siendo la vida y costumbres de mi pueblo, a través de las descripciones de los lugares que se muestran en mi relato y, sobre todo, para alimentar la pasión por la lectura en los lectores y, por seguir aprendiendo en mí día a día.

Nací hace años en un pueblecito de Extremadura, llamado Conquista de la Sierra, y pasé mi infancia entre mi pueblo y el País Vasco.

Después de volver a mi tierra y tras hacer el bachillerato, estudié Magisterio en Cáceres. Estuve ejerciendo la profesión de maestro en Barcelona, durante bastante tiempo, como especialista en Pedagogía Terapéutica y conseguí el título de Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona (UB).

Y, más tarde, he vuelto a mi tierra, de nuevo, a la ciudad de Cáceres.

La literatura, en su más amplia extensión, yo creo que me ha acompañado desde siempre, pero no hace tanto que me he atrevido a escribir de forma decidida. En estos dos últimos años, he participado hasta en una docena de antologías provenientes de los distintos concursos de microrrelatos que ha ido promoviendo Diversidad Literaria, como Pluma, tinta y papel o Madre no hay más que una y otros más de los muy diversos que se van ofreciendo. Así como otros cinco de pequeños poemas, como Versos en el aire, Luz de Luna, etc. Y también formé parte del anterior proyecto de Crónicas fantásticas con uno de mis relatos, como ya algunos conoceréis.

Una historia sencilla de dos jóvenes, tan jóvenes que aún podrían aparentar no haber abandonado su adolescencia, que se conocen de una manera de lo más normal junto con otros compañeros en las clases del mismo instituto. Pero, después de un tiempo en el que su acercamiento comienza a ser más íntimo, deciden un día hacer una escapada de fin de semana a la montaña, como inicio firme de su incipiente relación. Ya allí, cargados con sus mochilas y elementos de acampada, suben montaña arriba buscando un valle que quizá alguno conocía individualmente, pero que, ahora, sentían el deseo de conocer y explorar juntos; al igual que deseaban conocerse y explorarse mutuamente, con sus cuerpos y con sus mentes. 

Consiguieron alcanzar caminando el valle tan deseado, aislado en lo alto; aunque aún era superado en altura por los picos más empinados de la montaña. Allí, plantan su campamento; todo transcurre en una mañana serena y tranquila y, a medida que el día va avanzando, van explorando el valle y explorándose a sí mismos, como integrándose en la propia naturaleza que los rodea, hasta que…

Nací en Mataró, Barcelona, en el año 1970. Allí pasé mis años de niñez y adolescencia. Con 19, me trasladé a Huelva, ciudad de origen de mi familia.

Estudié sanitario social, en mi juventud, aunque durante años no ejercí dicha profesión. Años después, retomé los estudios obteniendo el título de Técnico en cuidados de enfermería (TCAE). Vocación que comparto con el mundo literario.

Desde niña, me ha apasionado el mundo literario, recuerdo que el primer libro que leí fue Platero y yo, del premio Nobel Juan Ramón Jiménez. Recuerdo las palabras de mi profesora Montse, que me animaba para que estudiase filosofía y letras porque, según ella, podría ser una buena escritora.

Me gusta viajar para conocer lugares nuevos y tener contacto con personas nuevas, de ahí nacen muchas de mis inspiraciones para plasmar en mis relatos. Actualmente, trabajo como TCAE.

Con este relato, Migas de amor, quiero dar ánimo a todas esas personas que en algún momento de su vida se han sentido perdidas en una relación de amor.

En ocasiones, nos perdemos en nuestras propias emociones ya que creamos imaginariamente cómo deseamos vivir ese amor.

A veces, no comprendemos las relaciones, ya que no recibimos el amor al mismo nivel que damos el nuestro y, ante esa circunstancia, sufrimos sin tener la capacidad de comprender que la persona a la que amamos tiene su propia forma de amar.

Así y todo, aunque nos rompamos a pedazos, es posible ganar al amor.