Mi nombre es Manuel D. de Alba y soy técnico en electrónica naval, pero llevo escribiendo toda mi vida. Ya en el instituto empecé a dar continuidad a mis relatos creando la serie Asesinos inéditos, unos relatos en clave de humor que maduraron hasta ser el germen de mi primera novela, a la que titulé con el mismo nombre.

He crecido rodeado de mujeres fuertes y me he mudado tantas veces que ya no soy de ningún lugar; lo que me ayudó a crear a Isaac, el misterioso tarado protagonista de mi segunda novela, La ciudad Tortuosa.

Ahora, mientras las historias se agolpan en mi cabeza, estoy preparando un Manual de supervivencia para un papá In Vitro, sacado de mis propias vivencias acaecidas en el camino que me llevaron abrazar a mi hijo. Aunque los pañales sucios y los radares estropeados no ayudan a escribir.

Anaïs Palomo (Barcelona, 1985) es filóloga hispánica y trabaja como responsable de marketing en una editorial. En 2014, abrió su blog La chica del bolígrafo que tiene su réplica en Instagram (@lachicadelboligrafo), un lugar de encuentro para los amantes de los libros y donde reseña los libros que lee.

Ha colaborado como redactora, correctora y crítica literaria en algunas revistas y editoriales alternativas. Y ha participado en varios Concursos Literarios de Diversidad Literaria. Sus microrrelatos han sido seleccionados para formar parte de las antologías: El pilar de nuestra vida, Ellas II, Microfantasías II y Erotismo poético IV. Desde pequeña su sueño ha sido trabajar en una editorial y publicar un libro, lo primero ya lo ha hecho y lo segundo espera cumplirlo algún día.

Desde pequeña se me inculcó la lectura como algo mágico, algo capaz de hacerte conocer millones de mundos y personajes.

Pero la primera vez que escribí estaba en quinto o sexto de primaria, como una tarea extra para la asignatura de Lengua. Recuerdo a mi profesora diciéndome que tenía mucha imaginación, y cómo varias personas de mi entorno me animaron a seguir. Nunca dejaba que nadie leyera lo que escribía, por vergüenza; hasta que un día, mi madre me dijo de participar en un concurso literario. 

Desde entonces, escribo casi a diario para, en un futuro, trasmitir a la gente lo que sentí al leer por primera vez.

Nací en Cádiz en 1988, con la primavera aún sacudiéndose la lluvia del invierno. Bajo el manto de una familia humilde, me independicé tan pronto como terminé los estudios superiores, y me embarqué en el mundo laboral en el sector del comercio, donde actualmente me llevo el salario a casa.

Cuanto más agrando mi experiencia en la vida, más me queda por aprender y más loco parece que estoy respecto a mi alrededor. Eso me ha llevado a escribir mi primer libro de ensayo, para mostrarle al mundo que todos tenemos en nuestro interior algo interesante que contar, con nuestra propia perspectiva.

Mi pasión por la lectura viene de pequeño, imagino que por la certera elección de libros que nos obligaban a leer en la escuela. A diferencia de mis compañeros, yo era aquel niño que disfrutaba leyendo y, luego, haciendo los resúmenes o respondiendo a las preguntas del examen. De tanto leer, ahora quiero ser yo quien ponga mis primeras palabras en este mundo que me abduce cada vez más.

Era tradición familiar que con ocho años me sentara en el Parque San Francisco a leer los anuncios por palabras de periódicos viejos solo por el gusto de leer. Actualmente, sigo haciéndolo.

Bancario ya jubilado, un día me junté con varias amigas y amigos y escribimos una novela Villa Impostura, relato inédito de la vida de un cacique del siglo XX. Que nadie nos lo tenga en cuenta.

Aficionado a los microrrelatos y a los relatos sarcásticos, irónicos y de misterio, en un arrebato de originalidad me puse a escribir una novela y me salió una historia de amor, de amistad y de fidelidad, enmarcada en los años de la transición. Retirada en febrero de 2022 con la intención de incluir nuevos capítulos. La titulé Leonor.

Mientras seguía escribiendo cuentos, a veces de humor, otras de amor y generalmente con algún componente de misterio, me fui decantando cada vez más hacia personajes fracasados y grises que vivían sucesos siempre por encima de sus posibilidades vitales. Y escribí mi segunda novela La casa de los lirios, que en el marco de la España de la dictadura cuenta la historia de una familia y para mi sorpresa “una historia de amor entre los dos protagonistas”. Es inédita excepto para un grupo de familiares y amigos. Todos los días siento la tentación de seleccionarla en el “Explorador de archivos” y darle a la tecla “supr” para hacerla desaparecer, pero hasta ahora no he reunido valor suficiente. 

Como penitencia, a veces presento algún relato a concurso. Unos me dan las gracias, otros no me contestan y en algunas ocasiones (las menos) me incluyen en las listas de los mejor valorados:

• Ganador I Concurso de Microrrelatos “Corrada de la Poesía” 2019 (Oviedo).
• Seleccionado entre los mejores relatos publicados en el V Concurso de Microrrelatos “Comarca de Cuencas Mineras”.
• Seleccionado entre los mejores relatos publicados en IV Concurso de microrrelatos sobre la mujer “ELLAS”
• Seleccionado entre los mejores relatos publicados en el II CONCURSO DE RELATO CORTO “SIN/VERGÜENZA KANAYA de la Asociación cultural Eclipse.

Publico algunos relatos en mi blog personal, para mortificación propia y escarmiento de los posibles lectores: Relatos en tiempos del caos.

Mi nombre es Antoni Fontás Reguera, o Toni, como suelen llamarme. Nací en Amer, Girona, lugar que actualmente es conocido por una pastelería regentada por la familia Puigdemont y donde mis padres y yo comprábamos el postre de los domingos: el Tortell de Rams o la Mona. Mi nacimiento fue un sábado, 18 de abril de 1964, por lo que pertenezco al nutrido grupo de “boomers”. Educado en familia obrera y trabajadora, acabé siendo lo que se esperaba de mí: un trabajador por cuenta ajena que empezó de aprendiz de cerrajero y, que hoy, después de muchas horas invertidas y a sus casi 58 años, está a cargo del servicio técnico de una importante empresa del sector de maquinaria cárnica. Mi vida se ha movido mucho, y no cabe en una página; pero, para resumir, me pondré en los extremos. El de mayor felicidad: el nacimiento de mis hijos. El de mayor tristeza: la muerte de mi mujer, víctima del cáncer a sus 48 años, dejándome desolado y con nuestros dos hijos en plena adolescencia y sin una de las partes más importantes. Sin embargo, la vida sigue, y hoy la comparto de nuevo. 

Mi biografía en términos de escritor es muy corta, apenas incipiente. Más bien es la biografía de un lector que lo único que escribía, hasta hace relativamente poco, eran manuales de mantenimiento o informes de incidencias. He dedicado la mayor parte de mi tiempo al trabajo y a la familia. En cambio, mi interés por la lectura viene desde la tierna infancia, donde ya encontré en los libros una fuente inagotable de alimento para mi poderosa imaginación. Empecé con Los cinco, de Enid Blyton, a la que siguió Julio Verne y un sinfín de novelas. Pero, Stephen King es quien más me marcó y de quien sigo leyendo todo lo que publica. También de Asimov, Lovecraft, Poe, Arthur C. Clarke y el resto de una colección de clásicos que habitan en mi IPad II y que no uso para otra cosa que leer. 

No me ocurrió como a El Quijote, pero sí que tal mezcolanza despertó en mí una serie de historias que, al leer Mientras escribo de Stephen King, me asaltaron pidiendo que fuera entonces yo quien las escribiera. El problema es que, a menudo, solo veo una pequeña parte de lo que debería ser una narración bien argumentada y escrita. Es un arduo trabajo darle forma. De ahí, que me centrara más en los relatos cortos y microrrelatos, dejando para más adelante el trabajo de dar vida a esas historias. Y, aquí estamos, a las puertas de la jubilación empezando algo que he retrasado mucho tiempo.

¿Quieren saber quién soy? Pues crucen con la imaginación el Océano Atlántico y lleguen al barrio de Versailles, en la Capital Federal (República Argentina). Allí, encontrarán gran parte de la mujer que soy hoy. Allí, crecí feliz con mis padres, mis cuatro hermanos y una pastora alemán que todavía ocupa un lugar privilegiado en mi corazón. Allí, estudié mis tres carreras, todas relacionadas con la Educación. Allí, trabajé de maestra tanto de Infantil y de Primaria, como de Adultos, donde personas de setenta años sentían la misma emoción por aprender que yo. ¡Cada etapa es mágica! ¡Como mágicos son cada uno de los libros que leí a lo largo de mi vida y como mágicos son los que sigo leyendo! 

Hace veintidós años que crucé el charco y desde este lugar en el mundo, Lanzarote, sigo siendo maestra de Educación Primaria y mujer y esposa… ¡Además de ser mamá de una bellísima hija de casi 22 años y de una bellísima peluda de cuatro patas con algo más de cinco años! Mantengo intacta la niña que fui, porque me sigue encantando pasar tiempo con mi familia, viajar, hacer fotos, visitar museos, ir al cine, pasear a orillas del mar, reír, leer, escribir… Participo siempre que puedo en concursos literarios y en informes para revistas de investigación relacionadas con el mundo de la educación. También he escrito relatos que han sido publicados en esta editorial y mi primer libro para niños ya está dando vueltas, como vueltas sigo dando yo, en proyectos que me entusiasman tanto como este, el de escribir un relato de misterio para todos ustedes.