A Paula Santa Vicente Pérez le viene parte del nombre de su bisabuela, a quien no conoció, pero a la que su madre quería mucho. Nació en Salamanca, y allí estudió hasta que quiso encontrar independencia y beber té. Vivió el tiempo justo en la isla esmeralda para que su familia la llamara “la irlandesa”. Después, volvería a su ciudad natal. Le apasiona el mar y, cada vez que llega a una orilla, este le pide quedarse. Le gusta el olor a sal y, viviendo en el interior, la encuentra en las palomitas y en las patatas fritas. Siempre viste de morado, color con el que se identifica y convive. Paula tiene una hermana melliza, quien, de hacer una biografía como ésta, no podría reproducir nada acerca de nombres, islas, mares, colores o animales. Paula en cierta manera escribe por eso, para dejar constancia de que, a pesar de un cierto parecido físico, son completamente diferentes. Podéis encontrar más de sus escritos en la cuenta de Instagram @relatos.qwe.

En la mitología romana, Ericto es la bruja practicante de magia negra y exhumación de cadáveres por antonomasia. Este relato no tratará de cambiar las crónicas que se tienen de ella, las cuales son más antiguas y distinguidas que esta humilde historia. Este relato tan solo contará la infancia y los miedos de Ericto para que, quizá, de alguna manera, ella pueda volverse humana.

PRÓXIMAMENTE...

PRÓXIMAMENTE...

Nací en una pequeña ciudad costera, en el maravilloso y luminoso sur. Aquí, con frecuencia, veranea el viento de Levante, a veces con furia desmedida. Las salinas, en acusada decadencia,  lucen pirámides de sal y multitud de aves pueblan las marismas donde abunda su alimento.

Mi vida personal no tiene nada extraordinario. Trabajo de administrativo, tengo hijos y nietos a los que adoro,  que es lo mismo que sentimos  la gran mayoría, y aunque es lo más importante para mí, no deja de ser el más común de los sentimientos.

Me encanta hacer senderismo, integrarme en la naturaleza. Mi tierra me ofrece todo eso: sierra, playa y acantilados espectaculares.

Mi amor por los libros comenzó antes de saber leer. Primero me atrajeron esos objetos llenos de papeles perfectamente encuadernados e inundados de caracteres indescifrables para mis ojos.  Los acariciaba y hojeaba imaginando que me sumergía en ellos. Después, aprendí a interpretar su significado y ya nunca pude abandonarlos. Comencé con La metamorfosis: impactante a mis ocho años. Sufrí muchísimo por Gregorio, empaticé con él y tomé conciencia de lo difícil que resulta carecer de prejuicios (aunque, sinceramente, con tan tierna edad, recuerdo pensar: "¿por qué no se dan cuenta de que es Gregorio?").

PRÓXIMAMENTE...

Juan Antonio Fajardo Fernández hoy, ya mayor de edad, hace lo que siempre le gustó, escribir y actualmente lleva publicados varios libros. Suele escribir textos armonizados y esto tiene su aquel. Canta como barítono en el Orfeón Cacereño y quiere seguir acometiendo estas dos actividades, y esto tiene su causa, se entretiene él y cree entretener al que le lee, hijos,  amigos,  familiares y muchísimos conocidos y personas.

Esto tiene su explicación pues, desde su temprana edad, hasta la fecha, sus actividades han sido estas, bien sea en la tuna de Magisterio, en coros y danzas de la Sección Femenina. Deportivamente, otro de sus anhelos fue jugar al fútbol sala. Su padre, en su juventud, fue jugador del equipo local, el cacereño, siendo presidente del club D. Oscar Madrigal Tapioques, ya han pasado años de esta actividad paternal.

El porqué de ser Juanonio escritor lo tiene él muy claro: escribia sus cosas y bien guardados han estado sus textos. Sus hijos, obligándole a escribir, llevan estos últimos años haciendo que dé a conocer, sus recuerdos y vivencias de ayer y de siempte. Sacando aquello que hizo, o que le pasó o sus  veraneos con su padre a un cortijo en un pueblo cercano a Badajoz, Villar del Rey, anotando sus peripecias infantiles y juveniles y el acercamiento a sus primos hermanos que vivían en esa villa pacense.

Hoy, Juan Antonio Fajardo  escribe para ver pasar los días, pero no quisiera dejar una de sus facetas. Escucha discos de Rogelio Cabado y los versos de sus cantos están recogidos en varios de los libros que ha escrito: Señor y Dador de vida. Violetas de Amor. Para Vos Nací. Contenido religioso y humano están descritos en estos libros.

Y su primer libro que hablaba de la Semana Santa Cacereña de viejos tiempos debería ser actualizado. Las hermandades y cofradias han crecido. En ello está, queridos amigos y amigas lectores.

Esta es actualmente la vida literaria de este escritor.

Pronto habrá  más  libros. 

PRÓXIMAMENTE...

Elisabet Falcón García. Nacida en Teror, Gran Canaria, el 15 de febrero de 1993. Graduada en Magisterio de Educación Infantil por la Universidad de Las Palmas De Gran Canaria (2017), opositora y fiel creyente de la formación a lo largo de la vida.

Amante de la literatura desde que tiene memoria, ansiaba aprender a leer para poder descubrir por sí misma los secretos que se escondían tras las cubiertas de los libros.

Sus inicios en la escritura coinciden con la etapa de Educación Secundaria. Encontró en el verso una forma de dar voz a sus emociones y a cuanto le despertaba su entorno. En ese tiempo, asistió a su primer taller de escritura creativa; así, sus primeras publicaciones fueron en la revista del instituto y, años después, su nombre figura en algunas antologías. Actualmente, difunde parte de su obra en redes sociales bajo el seudónimo de La chica del trébol.

PRÓXIMAMENTE...

Desde muy temprana edad, fui una lectora voraz, devorando todo lo que caía en mis manos. No había discriminación; tanto los clásicos como los contemporáneos, ya fuera novela, biografía o algún artículo periodístico que llamara mi atención, incluso la poesía tuvo su momento. Me apasionan todas las formas de arte: teatro, música, ópera, musicales y la pintura... Con esta última tuve un coqueteo  y experimenté con diversas técnicas. Estaba claro que el arte y la cultura me llamaban. Dispuesta a revivir mi romance con las letras, comencé a escribir pequeñas historias y frases que bullían en mi cabeza. Con la humildad de quien hasta ahora solo había sido una espectadora en este maravilloso mundo del arte, traspaso con mucho respeto hacia el otro lado para ofreceros mi pequeña contribución.

"Se sentía fortalecida al reparar en ello y entendió todo lo que se había ido forjando en su interior. Ya no era tan fácil dañarla ni doblegarla. Ahora sin límites".