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La poesía como método para sobrellevar la depresión

Jaime Colás • 22 de marzo de 2022
El poder de la literatura es increíble en todos los sentidos posibles: incluso como medio terapéutico. En esos momentos agotadores en los que a alguien le invade la tristeza, le asalta la ansiedad y termina cuestionándose el más mínimo axioma de la vida, leer se le antoja como una forma de evadirse de una realidad que duele; hace que se teletransporte a otro mundo, a un lugar donde estar a gusto consigo mismo o, al menos, en paz. Por medio de la literatura podemos ayudarnos a nosotros mismos y tejer redes de autocuidado con las que gestionar de manera sana y adaptativa nuestros pensamientos y emociones. 

Danny W. Linggonegoro, estudiante de medicina de la Universidad de Harvard, realizó en 2019 una investigación en la que se demostraba el potencial de la poesía como tratamiento complementario en procesos médicos.

No es nuevo el conocimiento sobre que la música tiene efectos positivos en muchos pacientes, por supuesto siempre complementada por el tratamiento médico que la persona esté llevando. El estudiante de Harvard aplicó exactamente los mismos principios y prácticas que se llevaban a cabo con la música, pero con otro arte: la poesía. Descubrió que tenía efectos similares al tratamiento con sonidos. Tras realizar todas las fases del estudio, concluyeron que recitar poesía activaba un circuito específico de recompensa en el cerebro conocido como mesolímbico. Se trata de la vía por donde las dopaminas, que son las neurotrasmisoras del placer, viajan por el cuerpo. Por tanto, a mayor activación de este sistema, niveles más altos de dopamina; lo que se traduce en una disminución de la sintomatología durante los episodios ansioso-depresivos.

Aunque en esta investigación Linggonegoro utiliza especifícamente la poesía leída como tratamiento conjunto a la medicina convencional, también se abre el debate hacia la cuestión de la escritura. Una actividad de sobra liberadora para quien la practica, que puede utilizarse también para la regulación de las emociones.

La escritura, y concretamente la creación poética, como herramienta de gestión no está clínicamente probada. No obstante, numerosos profesionales del campo de la psicología la utilizan en sus consultas como elemento complementario a sus sesiones. Coinciden en que, para muchas personas, es altamente reconfortante. En numerosas ocasiones se emplea para sustituir una respuesta aprendida que era desadaptativa.

Prueba a encerrarte en tu habitación con el móvil en silencio, en un ambiente donde estés lo más cómodo posible. Coge un papel y un bolígrafo. Realiza unas cuantas respiraciones profundas, y trata de ser consciente de tu propio cuerpo. Cuando estés relajado déjate llevar y escribe lo que se te ocurra, lo que necesites. La poesía no cura mágicamente la depresión, pero puede ayudar a sobrellevarla y a regular la sintomatología.
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