Diseño del blog

Impedimentos que pueden surgir a la hora de escribir

Guillermo de los Mozos • 18 de febrero de 2022

Todos los que hayamos escrito o intentado escribir una obra literaria, de mayor o menor longitud, nos hemos encontrado, en algún momento de nuestras vidas, con ciertos impedimentos que nos han obligado irremediablemente a apartarnos por un tiempo de su elaboración. Y es que nadie tiene las «leyes fundamentales» para escribir, ni siquiera aquellos que publican una novela al año o incluso varias, pues no hay nada a lo que aferrarse y mediante lo cual se pueda escribir sin interrupción hasta ver terminada tu obra.

Uno de los más conocidos es el famoso «Bloqueo del Escritor». El Bloqueo del Escritor es una condición por la cual un autor creativo pierde la capacidad de crear nuevo material o tiene dificultades para continuarlo. Pese a que el nombre haga mención a los escritores, el Bloqueo del Escritor puede ser padecido por otros artistas. Este problema puede ser debido a enfermedades que puedan influir en la capacidad creativa, o simplemente a la falta de creatividad del propio autor en ese momento o a su distracción con otros temas.

Algunos autores que sufrieron dicho bloqueo son F. Scott Fitzgerald, autor de El gran Gatsby; Charles M. Schulz, autor de la tira de prensa Peanuts; y Edmund Bergler, psiquiatra austriaco que publicó un gran número de obras.

Una enfermedad relacionada es el Síndrome de la Página en Blanco, por la cual el autor no puede soportar una página en blanco, pues le genera angustia. Sin embargo, su superación es sencilla: basta con escribir unas cuantas palabras aunque no tengan relación con lo que se pretende escribir.
Aquellas personas que sufren dislexia también pueden verse superadas por la enfermedad, pero no son pocos los casos de escritores que padecían la susodicha, y que no solo la superaron, sino que dedicaron su vida a aquellas letras que les costaba leer y, en algunos casos, escribir. Uno de ellos fue William Butler Yeats, Premio Nobel de Literatura en 1923. Agatha Christie, por su parte, además de dislexia sufría disgrafía, por lo que le costaba leer y escribir. No hace falta mencionar el éxito que tuvo pese a todo.
Pero, obviando las enfermedades, hay otras razones por las que es difícil comenzar a escribir o continuar una obra literaria.

Lo primero es enfrentarse a la más que temida página en blanco. Los comienzos siempre son difíciles, y puede ser cierto que, una vez empiezas, lo demás viene solo. No obstante, puedes tener una idea preconcebida de tu historia, o incluso puedes tener toda la historia desarrollada en tu cabeza y, sin embargo, no consigues pasarla al papel. Esto quizá sea debido a una desorganización de dichas ideas. Puedes tener gran cantidad de escenas de tu obra, de cosas que van a suceder, pero te falta un elemento clave: la cohesión entre estas ideas. ¿Qué relación hay entre esas escenas? ¿Cómo haces que tus personajes lleguen a ese momento, que pasen de una escena a otra, de una manera verosímil? Quizá te falten las respuestas a estas preguntas.

Otro impedimento puede ser la falta de paciencia. Escribir una obra no es un proceso rápido. El ansia por ver tu manuscrito publicado puede exasperarte si ves que la cosa no avanza o ni siquiera empieza, y puede hacerte abandonar la idea. Una solución podría ser comenzar escribiendo relatos, cuentos… Historias cortas, en definitiva.

Quizá tengas un trabajo agotador, o los estudios te dejen abatido. Esto puede provocar que los ratos que tengas libres los dediques a hacer otras cosas que pueden llenarte más, o simplemente a descansar. Durante estos momentos, si te pones a escribir, tu estado mental no será óptimo y la escritura no fluirá, provocándote quebraderos de cabeza y una posible jaqueca.

Otra de las razones por las que te cueste escribir de forma eficiente puede ser alguna manía. Hay autores que se proponen momentos del día específicos para escribir, resultándoles muy difícil, con el paso del tiempo, escribir fuera de esos horarios. Esto choca, sin embargo, con uno de los consejos que se suele dar a aquellos que quieren superar algún tipo de bloqueo, y es precisamente proponerse horas del día para la escritura y obligarse uno mismo a escribir, aunque luego no te guste el resultado y lo deseches.
En realidad, hay muchas causas por las que puede darse la incapacidad de escribir, pero esto no significa que no tenga solución. Hay que investigar cuál es el problema que nos atañe y ver qué solución podemos darle. Todos podemos escribir, y todos podemos quedarnos en blanco en un momento dado. Lo que nos lleva a otra causa, y es la visión de uno mismo como ineficiente. Si te crees incapaz de escribir algo, obviamente no escribirás nada, por mucho que lo intentes. Tienes que tener la seguridad de que puedes hacerlo.

Algo no tan relacionado con esto, pero que puede hacer que no consigas nada definitivo, es la insatisfacción con lo escrito. Puedes haber escrito un par de páginas y al releerlas ver que no terminan de convencerte, que falta algo o que simplemente la idea que tenías en tu cabeza no parece tan emocionante tras verla plasmada en el folio.

En definitiva, todos somos susceptibles de padecer todo lo mencionado anteriormente, y quizá haya algunas personas que, de forma natural, tengan más facilidades para escribir que otras, pero eso no significa que alguien sea incapaz de hacerlo en su totalidad. Además, hay soluciones para dichos problemas que, tarde o temprano, remitirán de alguna manera.
Share by: