Cuesta encontrar a alguien que no conozca o haya oído hablar de Antonio Machado (1875-1939), destacado poeta español y uno de los máximos representantes del movimiento literario de la Generación del 98. En Madrid, participó en el mundo de la literatura y también de la dramaturgia. Durante su época como estudiante, realizó varios viajes a París, donde conoció a coetáneos suyos también de gran calado en el contexto cultural del momento, como Rubén Darío. Fue, de hecho, Francia el país que le vio morir en 1939, después de haber tenido que exiliarse por la Guerra Civil.

Una de sus mejores y más famosas obras es aquella que dice: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. En este poema Machado se aleja del determinismo e invita a los lectores a pensar en el presente y en la vida como un continúo proceso en construcción. Un camino que cada uno escribe teniendo en cuenta las etapas pasadas, centrándose en el ahora y sin perder de vista el mañana.

Aunque pasó gran parte de su vida entre las calles de Madrid, la casa que actualmente se conserva como museo es la de Segovia. Allí vivió desde el año 1919 hasta 1932. No era un hogar al uso, regentado por el escritor, sino una pequeña casa de huéspedes, popularmente conocida como “La pensión de doña Luisa”. Antonio Machado ocupó durante esos trece años una de las habitaciones. Llegó a Segovia en 1919, para dar clase en el instituto de bachillerado de la ciudad, una actividad que compaginó con sus tareas como escritor. Ya en 1949, hubo un primer intento de compra del edificio por parte de algunos viejos amigos del poeta. Poco a poco consiguieron adquirir su habitación, la primera planta y, finalmente, toda la casa. En la actualidad, es la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce quien se encarga de su administración.