Muchas veces, el propio miedo al fracaso es lo que nos bloquea. A todo escritor le llega el momento en que empieza a preguntarse si lo que escribe es lo suficientemente bueno. En resumidas cuentas, tenemos miedo al fracaso. Y eso es completamente normal, aunque no debemos permitir que nos condicione demasiado a la hora de escribir y, mucho menos, que nos bloquee.
En ocasiones, las opiniones ajenas tampoco suelen ayudar. Y no estoy hablando de las críticas constructivas, porque esas son buenas y nos ayudan a aprender y mejorar. Me refiero a los típicos comentarios como: “Deberías buscarte otro trabajo que te pueda dar de comer”, “No deberías hacerte ilusiones. Triunfar como escritor es muy difícil, muy pocos lo consiguen” o “¿Escritor? ¿Eso es un trabajo de verdad?”.
Olvídate de esos comentarios malintencionados y no te dejes influenciar por personas superficiales con tendencia a los estereotipos. Ser escritor es una profesión como otra cualquiera y como todo tiene su dificultad. Y si tú has decidido emplear tu tiempo y tu pasión en ello, bien por hobbie o bien porque es el trabajo de tu vida, entonces no te rindas.
De hecho, la mayoría de las veces es esta propia sugestión la que hace que se genere ese bloqueo mental que mata la inspiración. Es un fenómeno denominado profecía auto-cumplida. El hecho de que pensemos que algo nos afecta negativamente para escribir hace que el bloqueo se magnifique y el problema se complique aún más. Aquí es cuando aparece la ansiedad, una emoción que termina por paralizar la parte de nuestro cerebro destinada a la búsqueda de soluciones. Pero no te alarmes, querido escritor bloqueado, aquí tienes siete consejos para recuperar la inspiración.
1. Deja de escribir y sal a distraerte.
Cuando un escritor sufre un bloqueo, se frustra. Así que, si ése es tu caso, déjame decirte que quedarte pegado a la silla no es la mejor opción. Respira hondo, suelta el boli o cierra el portátil y sal a la calle. A veces, pasear por tu ciudad, sentarte en una cafetería cualquiera o simplemente observar lo que sucede a tu alrededor es el mejor remedio para despejar la mente. De hecho, en muchas ocasiones “algo” de lo que estamos viendo por casualidad llama la atención de nuestro subconsciente y activa el botón de nuestra inspiración.
2. Salta a la siguiente parte y déjate llevar.
En el caso de que hayas llegado a una escena de tu novela y no sepas cómo continuarla, sáltatela y sigue con otra que te resulte más atractiva. No tengas miedo a dejar partes en blanco. Es frecuente que muchos escritores no escriban de forma cronológica y ordenada; en lugar de eso, se dejan llevar y vacían su mente escribiendo lo primero que se les viene a la cabeza.
3. Fantasea con tu futuro.
Soñar despierto es un lujo que todo el mundo debería permitirse. Intenta visualizar tu éxito, imagina el día de la publicación de tu libro y toda esa cola de gente esperando a que les firmes su ejemplar. Focaliza toda tu energía en los sentimientos positivos que esas visiones te provocan. Eso hará que tu bloqueo se diluya, sobre todo si la razón es la falta de confianza o el miedo al fracaso.
4. Repasa mentalmente tu historia.
Una vez te hayas tranquilizado y con la autoestima bien alta, revisa tu historia y plantea posibles desenlaces. Coge un papel y un boli (nada de ordenadores) y garabatea lo primero que se te venga a la cabeza. Hazte un esquema, dibuja y no pongas límites a tu creatividad.
5. Pide consejo a un amigo.
A veces, dos cabezas piensan mejor que una. Cuando estamos atascados en alguna parte de nuestra historia, no somos capaces de ver las cosas con objetividad como consecuencia del bloqueo. Por eso, que otra persona aporte su punto de vista, puede resultar muy útil y ayudarte a que vuelvas a mirar tu novela desde otra perspectiva. Tal vez incluso te dé la clave para recuperar la inspiración.
6. Dedica tu tiempo libre a realizar otras actividades creativas.
El arte genera más arte. Es decir, la creatividad está muy ligada a diversas actividades, tales como la pintura, la música, el cine o la lectura. Si tienes la suerte de disfrutar con alguna de ellas, no dudes en dedicarle tiempo. Puedes dibujar, leer un libro, ver una película, escuchar música o tocar algún instrumento, en definitiva, relajarte. Es muy posible que, cuando dejes de estar bajo presión, alguna de esas actividades te ayude a abrir la mente y se te ocurra una idea original para continuar tu historia.
7. Ten valor y no temas a sentarte de nuevo en la silla para escribir.
Una vez realizados los anteriores seis pasos, siéntate y vuelve a escribir. El último y más importante paso es asumir el bloqueo y su solución. Cuando recobres la confianza y el valor suficientes para enfrentarte a tus peores miedos, no dudes en agarrar de nuevo tu manuscrito y dejarte llevar por tu imaginación.