Un método para encuadernar libros que se ha realizado históricamente es la utilización de la piel humana. Aunque no era, por supuesto, el material de encuadernación preferido de la mayoría de las encuadernaciones de libros, sí que fue un método utilizado durante un tiempo por diversas razones que más tarde expondremos.
La bibliopegia antropodérmica, como se denomina de manera científica a este proceso, se ha practicado durante cientos de años, aunque en gran parte había desaparecido en el siglo XVIII. A pesar de que este proceso pueda asustarte y te parezca raro, la piel humana se puede conservar mediante un proceso de curtido, al igual que el cuero. Algunos ejemplos de libros encuadernados con piel humana se pueden ver en museos de todo el mundo, así como en colecciones privadas. Muchos de ellos, al pertenecer a usuarios privados, salen a subasta periódicamente, llegándose a pagar por ellos sumas muy altas de dinero. ´
No se puede determinar con exactitud el número de ejemplares que existen con dicho tipo de encuadernación, pero se calcula que entre los siglos XVI y XIX más de un centenar de volúmenes fueron producidos con esta técnica. Aunque en la actualidad solo se tienen localizados algo menos de 50 libros, se cree que podrían existir bastantes más: algunos que no se ha descubierto que fueron forrados con piel humana u otros que por pertenecer a coleccionistas privados no se sabe de su existencia.
El primer libro encuadernado utilizando esta técnica tan macabra se descubrió en la Biblioteca de Harvard. Más tarde, se encontró otro ejemplar en esta misma institución del saber. A partir de entonces, empezaron las investigaciones y fueron saliendo diferentes ejemplares en otras bibliotecas del mundo en las que se recurría a la bibliopegia antropodérmica.
Este escalofriante método de encuadernación no era tan extraño en el pasado y se hacía por diversas razones, las tres más comunes eran las siguientes:
POR RAREZA
La posesión de uno de estos ejemplares era, por tanto, una rareza. Por eso, unas de las razones por las que se encuadernaban libros con piel humana era para tener una objeto de gran valor, un ejemplar único y diferente. Un ejemplo de ello sería John Stockton Hough, quien encuadernó un libro en piel humana utilizando los restos de epidermis de una de sus pacientes. El médico tendría guardada la piel durante 20 años, hasta que reunió el material suficiente para materializar su peculiar capricho.
CON FINES RECORDATORIOS
Si los victorianos se hacían joyas con el pelo de los muertos para recordarlos y las mujeres llevaban pulseras con los cabellos de sus seres queridos muertos, ¿por qué no ser más extremo y quedarse con la piel para tener un recuerdo para siempre de un muerto? En 1837 una persona hizo que se publicara un libro en el que contaba sus aventuras. Pero lo especial de esto fue que dos de los ejemplares de ese libro tenían que estar encuadernados con su propia piel; el primero iría para su mejor amigo y el otro para su médico.
EN MODO DE CASTIGO
Los castigos que se imponían a los criminales en esas épocas no solo afectaban a lo que le ocurría en vida al condenado: a veces se quería perseguir también lo que le pasaba tras la muerte. Por eso, las condenas no solo podían sentenciar a muerte... ¡También podían sentenciar a ciertos castigos relacionados con el más allá! Por ello, quedarse con la piel para encuadernar libros era una manera más de impedir que sus cuerpos permaneciesen enteros o fuesen enterrados y, una forma última de humillación.