Simples piezas no es un libro para leerlo del tirón. ¿O tal vez sí? No importa, lo que sí es verdad es que es un libro divertido, incisivo, poético, irónico, entretenido y que nos hace pensar. Es también un libro no solo para leerlo y olvidarnos de él, sino para releerlo. Muchas de sus páginas pueden ser un poema, o una canción, un chiste o una reflexión filosófica o psicológica, una contradicción o un desconcierto. Ya decimos, es un libro que no quiere ser prisionero. Es, en todo caso, alado, lúdico, surrealista y profundo; todo al mismo tiempo: son muchas historias en un solo libro, para leerlas sin prejuicios. Y es, sobre todo, no lo olvidemos, un juego de palabras. Todo eso es Simples piezas. Empiece a leer y juzgue usted por su cuenta.